Caminito del Rey: Una escapada por el reino de las rocas.

Si bien es cierto que nuestra cooperativa se llama Turismo Botánico, no es menos cierto que las plantas son la “excusa” perfecta para poder hablar de toda la naturaleza de un lugar. Los pasados días 25, 26 y 27 de Enero, aprovechando la festividad de Santo Tomás de Aquino, nos fuimos a conocer esas zonas espectaculares que la provincia de Málaga tiene en su interior, y en las que las rocas son las protagonistas, pero las plantas también juegan un papel primordial. El Caminito del Rey y el Torcal de Antequera nos esperaban.

El paseo por el Caminito del Rey fue un espectáculo.
El paseo por el Caminito del Rey fue un espectáculo.

Empezamos por la Laguna de Fuente Piedra.

En un principio, esta laguna iba a ser la protagonista en el último día de nuestra escapada, pero debido a la mala previsión meteorológica, decidimos dejar el Torcal para el último día y visitar la laguna este primer día.

Una de las lagunas endorréicas más grandes de Europa delante nuestra. Si bien es cierto que el tiempo no acompañaba, igualmente tuvimos la suerte de poder observar una gran cantidad de aves. Entre ellos, los famosos flamencos de Fuente Piedra que estuvieron un poco tímidos, pero que pudimos ver a la distancia. Un añadido que tiene este espacio es que su centro de visitantes es super completo, por lo que al menos esta parte si que la pudimos disfrutar sin mal tiempo.

Paseo por la laguna de Fuente Piedra.
Paseo por la laguna de Fuente Piedra.

Ese mismo día por la tarde, tocaba conocer el pueblo de Antequera. La verdad es que ya nos ha pasado otras veces, y es que los pueblos cambian mucho cuando se visitan de noche, y la iluminación hace que todo parezca diferente. Como dos pueblos diferentes.

Visita nocturna a Antequera.
Visita nocturna a Antequera.

El Caminito del Rey y los dólmenes de Antequera.

El segundo día de nuestra escapada era el que teníamos para recorrer el famoso Caminito del Rey. Pero antes de eso, tuvimos tiempo para poder disfrutar de otros de los elementos de valor que la ciudad de Antequera tiene para ofrecernos.

Construcciones muuuy antiguas que uno se pone a pensarlo en cómo lo hicieron. La verdad es que el lugar es espectacular, y solamente pensar en la metodología para mover tales moles de piedra es ya un ejercicio de imaginación impresionante. Pero además, al descubrirlo, al saber que nada estaba puesto al azar, la imaginación ya se desborda. Estar dentro disfrutando de estos dólmenes es altamente recomendable y así lo hicimos.

Los dólmenes de Antequera en todo su apogeo.

Y llegó el momento. El Caminito del Rey ante nosotros. El cañón excavado por el río Guadalhorce que una vez se vió como la única vía para que el tren pudiera atravesar el macizo malagueño central, iba a guiar nuestros pasos en los próximos kilómetros. Las paredes de piedra vertical que antaño eran recorridas por una pasarela de lo más peligrosa (para los más aventureros), hoy en día se han convertido en una atracción turística visitada por muchas personas sin necesidad de estar preparado físicamente. Y es que, aunque el riesgo del caminito del rey actual sea menor, no le quita espectacularidad y algo de adrenalina.

Podríamos hablar de las plantas que ibamos viendo, pero con sinceridad, ante tal paisaje, no era fácil focalizar nuestra vista más que en el gran desfiladero y nuestro oido más que en el sonido feroz del agua que corría a varias decenas de metros bajo nuestros pies.

El último puente colgante que vaticina el final del sendero del Caminito del Rey.
El último puente colgante que vaticina el final del sendero del Caminito del Rey.

Una vez terminado el Caminito del Rey, ya solo quedaba reponer fuerzas y disfrutar de los paisajes malagueños que el atardecer nos brindaba mientras que volvíamos de camino a nuestro hotel.

El Torcal de Antequera y su paisaje extraterrestre.

Y nuestro último día de la escapada llegó. Este debía haber sido el aperitivo del viaje, pero las condiciones meteorológicas nos obligaron a dejarlo de postre. Pero qué postre… El Torcal de Antequera nos esperaba para descubrirlo por la vertiente menos visitada. Todo un lujo.

Durante unos 5 kms pudimos recorrer los paisajes de piedra que el tiempo caprichosamente ha ido esculpiendo. Mientras que caminabamos, como si de nubes se tratase, ibamos adivinando a que se parecía esta roca o aquella otra. Y en los resquicios entre roca, ahí estaba la vegetación superviviente en un lugar de apariencia hostil, pero que ha albergado la presencia de flora, fauna y seres humanos desde hace mucho tiempo.

Alguna de las vistas que se gasta el Torcal de Antequera.
Alguna de las vistas que se gasta el Torcal de Antequera.

Al terminar nuestro viaje, regresamos acongojados por la impotente presencia de las rocas, con el Caminito del Rey en la memoria, y con las piedras sobre piedras del Torcal de Antequera todavía en la retina. Sin duda, un viaje que volveremos a repetir. 

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