Ver a un niño cuidar o sembrar una planta es una de las imágenes mas cargadas de sentido que puede haber. Como mínimo, es alegría, y tirando de ese hilo puede ser futuro, embrión de responsabilidad, aprendizaje, esperanza y otras muchas cosas. Por eso nos parece que la mejor manera de empezar las actividades de responsabilidad social de Turismo Botánico era con una plantación con familias. Escogimos uno de nuestros paisajes de hogar, aquellos que forman parte de nuestra memoria visual y sentimental, ya sean estos en Murcia, la Sierra de Alcaraz o la Marina alicantina. Esta vez le tocó al Parque Regional del Valle y Carrascoy. Y para darle mas sentido a la cosa, llamamos para que nos ayudaran (o para ayudarles) a unos 20 niños y 20 padres de Sangonera La Verde, porque nada mejor que mancharse las manos en el bosque de uno mismo, el que limpia el aire de tu barrio.

Llegan las plantitas

Aprender con las manos

Forestar, o reforestar, no es solo poner una planta en tierra. Es descubrir, a golpe de azada, los esfuerzos que tendrá que hacer la tierna raíz para abrirse paso en la vida, es palpar con las manos la sequedad y el milagro del sustrato mediterráneo, es olvidarse de que se te sube por la espalda la hormiga, se te posa la avispilla o te ronda el escarabajo diminuto que ayudarán después a remover el terreno o el polen de los nuevos habitantes del bosque. Es comprender que el bosque es también eso, y que cada planta tiene un lugar en el mosaico. En este caso, fueron plantones de tomillo, especialista de los lugares secos y soleados, para los que hubo que sudar un poco en la tarea; romeros, mas amigos de la cercanía de los pinos carrascos; palmitos, disfrutones de la compañía de otros arbustos a los que enriquecen con su vitola de (casi) única palmera genuinamente europea, y baladres, a los que se reservó el espacio de las pequeñas torrenteras, donde se sienten en casa. Si los niños y padres que nos acompañaron sintieran la pulsión de subir a visitar a sus ahijados dentro de unos meses, sería perfecto, pero, al menos, sabemos que algo ha arraigado seguro: el aprendizaje hecho con las manos.

Con todo el mimo

Enraizando

En este caso, todos aquellos que regularmente venís a las actividades de Turismo Botánico pusisteis, quizá sin saberlo, el transporte en bus y los monitores y guías, que también lo fuimos un poco en un breve paseo por el Valle Perdido. Todo gracias al porcentaje de nuestras propuestas que destinamos a nuestra recién estrenada obra social. El Ayuntamiento de Murcia puso la planta indispensable y a las trabajadoras en el Plan de Actividades Infantiles, que capitanearon con ganas a las distintas cuadrillas. Los trabajadores del Parque Regional pusieron su conocimiento del lugar y las herramientas.

Una nueva oportunidad para el bosque

Algunas de las familias participantes están en riesgo de exclusión social, lo que nos enorgullece todavía mas, al darnos la posibilidad de ofrecer este tipo de propuestas a niños a los que, en ocasiones, les resultan lejanas. La cuenta de la obra social de Turismo Botánico sigue creciendo, con muchas ideas bullendo por salir a acercar el mundo de las plantas y la biodiversidad a todos, sin condiciones de ningún tipo. ¿Hay alguna en tu cabeza?. La escuchamos: contacto@turismobotanico.es.


Los sucesivos cañones del río Mundo y el Segura, casi paralelos a lo largo de la sierra de Albacete, son un doble foso que separan una misma comarca de montaña, cosida y descosida por estas dos fracturas terrestres. Ambos fueron frontera entre reinos musulmanes y cristianos durante años, hasta que los límites entre ambos quedaron establecidos un poco mas al sur, en el limite con Granada. Después, en torno al río Mundo se dibujaron los dominios de la ciudad de Alcaraz, mas “manchegos” y, en torno al Segura, los de la poderosa Orden de Santiago, religiosa y guerrera, mas “murcianos”. Ambos son hoy escenario de otra guerra, la de la desertificación que avanza hacia el norte y que, no sabemos por cuanto tiempo, gana la Sierra.

Cañón del Segura
El Cañón del Segura desde La Longuera

Un pueblo-manantial

El antiguo camino que atraviesa el Cañón del Segura entre Letur y Elche de la Sierra ya es uno de los recorridos habituales de Turismo Botánico, porque tiene de todo lo que nos gusta, aquello que habla de una buena relación de los humanos con la Naturaleza. En primer lugar, el aprovechamiento de las aguas que rezuman de Letur, un pueblo-manantial, una esponja de piedra en la que los musulmanes tallaron una red de acequias que abraza la villa. Pura vida que se derrama por la piscina natural de Las Canales o el Charco Pataco, entre otros lugares, por uno de los cascos antiguos moriscos mejor conservados de España.

Panorámica de Letur
Letur

Frutos antiguos

El valle del Arroyo de Letur, que desemboca en el Segura, nos muestra un paisaje cultivado de un enorme valor. La belleza de los campos mediterráneos cultivados, los árboles de “provecho”, los almendros, los olivos y aquellas especies olvidadas, frutales antiguos como el serbal, los acerolos o los azufaifos, de los que aún quedan algunos, sembrados quizás, y perdidos, por las mismas tribus del norte de África que se instalaron aquí hace mas de 1 300 años.

Valle de Letur
Valle de Letur

Las aguas, que vienen desde los Calares de Incol y del Cerezo, siguen su camino, valle abajo, hasta la estrecha garganta que salva la Sierra del Regalí. Podríamos haberla franqueado por lo alto, para bajar al Segura por la Senda del Caracol, despacito y serpenteando de un lado a otro, como estos moluscos, pero nuestro camino es el mismo que el del agua, que nos brinda rincones como la cascada de Los Pradillos, un espacio tan bonito que ya nadie se acuerda que no es de origen natural, sino la presa, tomada por la naturaleza, que servía a una pequeña central eléctrica. Algo mas arriba, el agua fue utilizada para mover la maquinaria de las fábricas de papel de Letur, a partir del siglo XVIII.

Jacobeo serrano

Nuestro camino es Camino Santiaguista, el que unía las Encomiendas de la Orden de Santiago de esta gran comarca natural de montaña entre las sierras de Murcia, Jaén y el sur de Albacete, hasta La Mancha y Uclés, donde está su castillo convento, apenas a cien kilómetros de Madrid.

No es demasiado imaginar que este fuera también Camino de Santiago desde Cartagena, pasando, además, por Caravaca de la Cruz, con lo que se unirían a pie los dos principales puntos de peregrinación de España. Fuera como fuera, el paisaje es el mismo que vieron los soldados, peregrinos, mendigos, arrieros o labradores de la Edad Media.

Cascada de Letur
Cascada de Los Pradillos

Al final, abandonamos ese antiquísimo camino, seducidos por el cañón del río Segura, Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000, de especial protección para las aves rapaces que anidan en sus canteros, especialmente la amenazadísima águila perdicera. El pinar se cierra y se vuelve frondoso y mágico, enmarañado por las zarzaparrillas, y nos conduce a dos ecoaldeas en las que no extraña que hayan buscado refugio algunas gentes que tratan de encontrarse con el equilibrio de estos paisajes.

¿Podría ser La Longuera uno de los paisajes agrícolas más bonitos del Sureste?. Como mínimo, ostenta el título de cultivar los arrozales a mayor altitud de Europa, de forma ecológica.

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“¡Cuidado! Que hay ortigas” o “¡No toques las ortigas!” Estas son algunas de las frases que recuerdo de cuando era pequeño e, inocentemente, me disponía a tocar esa hierbas con hojas de borde dentado y de un color verde que para nada parece amenazante. Ahora que ha pasado el tiempo, entiendo esos mensajes de precaución por el malestar que provoca en la piel estas ortigas en forma de irritación. Pero por suerte, las ortigas tienen una infinidad de bondades que las hacen ser las protagonistas de la Wikiflora de este mes. .

Vairas ortigas naciendo. Foto: http://suplementacionactiva.blogspot.com
Vairas ortigas naciendo. Foto: http://suplementacionactiva.blogspot.com

Ya el nombre de la familia nos da una pista.

Las ortigas pertenecen a la familia Urticaceae. Ya nos está advirtiendo de sus efectos. Pero bueno, dentro de esta familia se agrupan 54 géneros siendo uno de ellos el género Urtica. Es dentro de este género donde se agrupan las ortigas existiendo 53 especies de ortigas descritas en todo el mundo. Desde la Urtica ferox de Nueva Zelanda, hasta la Urtica dubia que se puede encontrar en Canadá. .

Muchas de estas ortigas tiene unos pelos urticantes que tienen la forma de pequeñas ampollas llenas de líquido que al contacto con la piel, provoca una irritación debido a la acción del ácido fórmico. Una de las más comunes en la zona mediterránea es Urtica dioica. Las podemos encontrar en zonas de huerta y regadío, y se distinguen muy bien del resto de “malas hierbas” por sus hojas de borde dentado.

Ortiga común (Urtica dioica) en flor. Foto: plantasflores.com
Ortiga común (Urtica dioica) en flor. Foto: plantasflores.com

Y detrás de la irritación, los numerosos beneficios de las ortigas.

Si nos pusiéramos a definir los principios activos que tienen las ortigas conformaríamos una lista bastante generosa. Cada uno de esos principios activos es una posibilidad de que las ortigas tengan una función para el ser humano. Hablaremos de algunos de estos beneficios.

Con la infinidad de nutrientes que proporcionan las ortigas, y que muchos de ellos son antioxidantes para el ser humano, se pueden tratar lumbagos y dolencias musculares. Actúan bajando los niveles de azúcar en sangre, favorecen la absorción de hierro (buenas contra la anemia) y son buenas a nivel depurativo y a nivel dermatológico. También se usan para el tratamiento de artritis, hemorroides, cuadros alérgicos, etc.

Ortigas beneficiosas en jardinería.

Podríamos seguir describiendo las bondades de las ortigas, pero lo realmente cierto es que no solamente hablamos de beneficios para la salud humana. El mundo de la jardinería también se puede nutrir y mucho, de los beneficios de las ortigas y de sus principios activos.

A este respecto, extractos o preparados de ortigas tienen un gran valor como fertilizantes, fungicidas e insecticidas. Y es que el purín de ortiga es un remedio casero y ecológico que aprovecha los componentes de esta planta para permitir el crecimiento de bacterias que van a conformar un compuesto comúnmente llamado purín de ortiga, y que tiene diversas propiedades. El tiempo normal para que el purín de ortiga esté listo es de 15 días, pero ya con pocos días lo podemos incorporar a la tierra siendo un perfecto fertilizante. Una vez pasados 15 días de acción bacteriana, ya tendríamos nuestro insecticida creado y listo para ayudarnos en la lucha contra las plagas. Si quieres saber más de como hacer este purín de ortiga, puedes venir a nuestro taller de plantas que curan plantas. Consulta las fechas aquí.

Aspecto del purín de ortiga a los pocos días de comenzar la preparación. Foto: http://elterrao-dosurbanitasenelcampo.blogspot.com
Aspecto del purín de ortiga a los pocos días de comenzar la preparación. Foto: http://elterrao-dosurbanitasenelcampo.blogspot.com

Por lo tanto, podemos aprender una lección. Por lo general, los principios activos y los compuestos de las plantas que podemos pensar que son dañinos para nosotros, sabiendo utilizarlos y aplicarlos, pueden tener muchísimos beneficios en nuestro día a día. Solamente hay que saber usarlos 🙂

Normalmente dedicamos nuestra sección de Ecoturismo por el Mundo a descubrir enclaves naturales por todo el mundo, pero en esta ocasión no queremos alejarnos mucho. De hecho, por momento estaremos dentro del territorio nacional, pero por otros momentos no.

Para llegar al Ibón de Estanés, lo haremos saliendo de Francia. Dentro del gran Parc National des Pyrénées, en la cordillera de los Pirineos, nos dirigimos a la Centrale hydroélectrique d´Estaëns. Su salto del agua que baja de los grandes picos de este macizo fronterizo nos da la bienvenida y nos sirve como referencia para iniciar una ruta que nos va a hacer cambiar de país varias veces.

Por primera vez dedicamos nuestro Ecoturismo por el Mundo a una ruta, en vez de a un lugar en concreto. Vamos allá.

Vistas pirenáicas desde lo alto de la ladera que nos lleva al Ibón de Estanés.
Vistas pirenáicas desde lo alto de la ladera que nos lleva al Ibón de Estanés.

Partiendo de Francia

Iniciamos nuestra andadura subiendo por la carretera que continúa de la central hidroeléctrica. Numerosos carteles informativos se cruzan en nuestro camino. Muchos de ellos avisando de las prohibiciones y de lo que está permitido dentro del Parque. Una muestra de la concienciación y de las buenas prácticas por las que este país aboga. Durante esta parte del sendero, el agua baja por cualquier formación en forma de canal que el hombre o la naturaleza haya podido crear. Tuve la suerte de hacer esta ruta en Julio, por lo que muchas de las especies estaban en su mejor momento de floración, y así lo demostraban muchas especies de cardos, especies del género Phyteuma y algunas orquídeas como Dactylhorriza maculata.

Dactylhorriza maculata en flor.
Dactylhorriza maculata en flor.

Una vez salimos de la espesura del monte, nos encontramos con otros de los ecosistemas con gran protagonismo durante la época estival. Los pastos de montaña ebullen un verde vivo siendo la delicia de muchos herbívoros. Estos pastos son también ricos en gramíneas, especies del género Carex, y algún que otro arbusto que, por su carácter tóxico, ha conseguido aguantar y crecer por encima del pasto. Es el caso de la bella Daphne laureola. Mientras que vamos viendo todas estas especies, sin darnos cuenta, entramos en España.

Daphne laureola en fruto.
Daphne laureola en fruto.

Y en la otra ladera, el Ibón de Estanés.

Seguimos subiendo un poquito más hasta que encontramos el cambio de ladera. Y justo cuando nos asomamos a ver qué nos depara esta nueva ladera, llega la gran sorpresa. El Ibón de Estanés ante nuestros ojos.

Vistas del Ibón de Estanés.
Vistas del Ibón de Estanés.

Uno de esas lagunas de origen glaciar que durante el verano se hace visitable por la mayor probabilidad de tener unas condiciones ambientales bondadosas. Llegado a este punto, hay muchas opciones. Podemos pegarnos un baño en las frías aguas del Ibón de Estanés si la climatología lo permite. Podemos sentarnos en los pastos que lo bordean y comer un pequeño almuerzo. Y también podemos seguir el sendero y bordear el Ibón. Si optamos por esta última opción, nos podremos encontrar con zonas encharcadas donde aparecen especies adaptadas a la presencia permanente de agua en un medio mayoritariamente anóxico.

Los paisajes circundantes del Ibón de Estanés son para no parar de admirarlos.
Los paisajes circundantes del Ibón de Estanés son para no parar de admirarlos.

Seguimos rodeando el Ibón de Estanés hasta que siguiendo un pequeño cauce de agua, nos vamos alejando de este lugar para seguir nuestra senda y volver a entrar a Francia.

El Barranco de Aspe (Gave d´Aspe) antes de llegar a Candanchú.

Comienza una de las partes más complejas de la senda. No es difícil, pero es verdad que hay ciertos puntos donde la senda se estrecha y se necesita de cierta pericia para pasar algunos pasos. De hecho, el momento en el que hay que sobrepasar el Barranco de Aspe y una pedriza posterior puede ser el punto más problemático por dos motivos. Primer lugar porque hay que pasar una zona de rocas y luego pasar la pedriza en la que si sufres de vértigo, es posible que puedas pasarlo un poco mal. Pero es un trozo corto y merece la pena pasar este pequeño tramito por poder disfrutar del resto de la ruta y de los paisajes que el Ibón de Estanés nos brinda.

Las aguas del Barranco de Aspe nos cortan el camino y nos obligan a sortearlas.
Las aguas del Barranco de Aspe nos cortan el camino y nos obligan a sortearlas.

Pero antes de llegar al final de nuestra ruta, todavía nos faltaba por disfrutar de una de las plantas más icónicas del Pirineo. Su Lirio, el Lirio de los Pirineos (Lylium pyrenaicum), que estaba en plena floración. Os dejamos una foto de esta flor para que podáis disfrutar de todos sus detalles. Y es que poder tener tiempo para disfrutar de todas las flores que podremos observar durante la ruta es casi una obligación. A la vez, esta diversidad de flores nos puede dar una idea de la gran biodiversidad que los Pirineos alberga. Descubre aquí el atlas de la flora del Pirineo.

Buscar las flores de Lylium pyrenaicum puede ser otra excusa viable para disfrutar del Ibón de Estanés.
Buscar las flores de Lylium pyrenaicum puede ser otra excusa viable para disfrutar del Ibón de Estanés.

Tras toda la colección de especies, paisajes, momentos y fotos que nos ha brindado la ruta, llegamos a la estación de esquí de Candanchú, con un aspecto casi fantasmagórico en verano, pero que nos marca el final de nuestra ruta.

Los tomillares de Thymus praecox nos dan la despedida antes de llegar al punto final de la ruta.
Los tomillares de Thymus praecox nos dan la despedida antes de llegar al punto final de la ruta.

La ruta del Ibón de Estanés es una de las innumerables rutas que los Pirineos aguardan, y es una de las más bellas para disfrutar de su biodiversidad, de sus paisajes y su naturaleza. ¿Os gustaría que propusiéramos una escapada para disfrutar de estos paisajes? Descubre nuestras próximas escapadas.

Si bien es cierto que nuestra cooperativa se llama Turismo Botánico, no es menos cierto que las plantas son la “excusa” perfecta para poder hablar de toda la naturaleza de un lugar. Los pasados días 25, 26 y 27 de Enero, aprovechando la festividad de Santo Tomás de Aquino, nos fuimos a conocer esas zonas espectaculares que la provincia de Málaga tiene en su interior, y en las que las rocas son las protagonistas, pero las plantas también juegan un papel primordial. El Caminito del Rey y el Torcal de Antequera nos esperaban.

El paseo por el Caminito del Rey fue un espectáculo.
El paseo por el Caminito del Rey fue un espectáculo.

Empezamos por la Laguna de Fuente Piedra.

En un principio, esta laguna iba a ser la protagonista en el último día de nuestra escapada, pero debido a la mala previsión meteorológica, decidimos dejar el Torcal para el último día y visitar la laguna este primer día.

Una de las lagunas endorréicas más grandes de Europa delante nuestra. Si bien es cierto que el tiempo no acompañaba, igualmente tuvimos la suerte de poder observar una gran cantidad de aves. Entre ellos, los famosos flamencos de Fuente Piedra que estuvieron un poco tímidos, pero que pudimos ver a la distancia. Un añadido que tiene este espacio es que su centro de visitantes es super completo, por lo que al menos esta parte si que la pudimos disfrutar sin mal tiempo.

Paseo por la laguna de Fuente Piedra.
Paseo por la laguna de Fuente Piedra.

Ese mismo día por la tarde, tocaba conocer el pueblo de Antequera. La verdad es que ya nos ha pasado otras veces, y es que los pueblos cambian mucho cuando se visitan de noche, y la iluminación hace que todo parezca diferente. Como dos pueblos diferentes.

Visita nocturna a Antequera.
Visita nocturna a Antequera.

El Caminito del Rey y los dólmenes de Antequera.

El segundo día de nuestra escapada era el que teníamos para recorrer el famoso Caminito del Rey. Pero antes de eso, tuvimos tiempo para poder disfrutar de otros de los elementos de valor que la ciudad de Antequera tiene para ofrecernos.

Construcciones muuuy antiguas que uno se pone a pensarlo en cómo lo hicieron. La verdad es que el lugar es espectacular, y solamente pensar en la metodología para mover tales moles de piedra es ya un ejercicio de imaginación impresionante. Pero además, al descubrirlo, al saber que nada estaba puesto al azar, la imaginación ya se desborda. Estar dentro disfrutando de estos dólmenes es altamente recomendable y así lo hicimos.

Los dólmenes de Antequera en todo su apogeo.

Y llegó el momento. El Caminito del Rey ante nosotros. El cañón excavado por el río Guadalhorce que una vez se vió como la única vía para que el tren pudiera atravesar el macizo malagueño central, iba a guiar nuestros pasos en los próximos kilómetros. Las paredes de piedra vertical que antaño eran recorridas por una pasarela de lo más peligrosa (para los más aventureros), hoy en día se han convertido en una atracción turística visitada por muchas personas sin necesidad de estar preparado físicamente. Y es que, aunque el riesgo del caminito del rey actual sea menor, no le quita espectacularidad y algo de adrenalina.

Podríamos hablar de las plantas que ibamos viendo, pero con sinceridad, ante tal paisaje, no era fácil focalizar nuestra vista más que en el gran desfiladero y nuestro oido más que en el sonido feroz del agua que corría a varias decenas de metros bajo nuestros pies.

El último puente colgante que vaticina el final del sendero del Caminito del Rey.
El último puente colgante que vaticina el final del sendero del Caminito del Rey.

Una vez terminado el Caminito del Rey, ya solo quedaba reponer fuerzas y disfrutar de los paisajes malagueños que el atardecer nos brindaba mientras que volvíamos de camino a nuestro hotel.

El Torcal de Antequera y su paisaje extraterrestre.

Y nuestro último día de la escapada llegó. Este debía haber sido el aperitivo del viaje, pero las condiciones meteorológicas nos obligaron a dejarlo de postre. Pero qué postre… El Torcal de Antequera nos esperaba para descubrirlo por la vertiente menos visitada. Todo un lujo.

Durante unos 5 kms pudimos recorrer los paisajes de piedra que el tiempo caprichosamente ha ido esculpiendo. Mientras que caminabamos, como si de nubes se tratase, ibamos adivinando a que se parecía esta roca o aquella otra. Y en los resquicios entre roca, ahí estaba la vegetación superviviente en un lugar de apariencia hostil, pero que ha albergado la presencia de flora, fauna y seres humanos desde hace mucho tiempo.

Alguna de las vistas que se gasta el Torcal de Antequera.
Alguna de las vistas que se gasta el Torcal de Antequera.

Al terminar nuestro viaje, regresamos acongojados por la impotente presencia de las rocas, con el Caminito del Rey en la memoria, y con las piedras sobre piedras del Torcal de Antequera todavía en la retina. Sin duda, un viaje que volveremos a repetir. 

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Si uno sigue la cuenta de Interrail en Instagram, notará una serie de paisajes que se repiten cuando llega el verano, que no son tanto playas paradisíacas y puestas de sol. Entre ellos, quizás el mas reiterado es fácilmente reconocible: un lago en medio de altas montañas boscosas, con una isla perfecta en medio, ocupada por una iglesia con un espigado campanario de estilo austríaco.

Se trata de la postal típica del Lago Bled, en Eslovenia, la imagen mas conocida de un país que muchos sitúan en algún lugar indeterminado del Este de Europa, mas bien con poco que ver con el Mediterráneo. Sin embargo, la sorpresa que nos reserva el país es, precisamente, su perfecta mezcla entre el típico paisaje de montaña centroeuropeo y la radiante luz de la costa que queda pocos kilómetros mas allá.

El Lago Bled

Los Alpes del Mediterráneo

Los Alpes Julianos, llamados así porque fue el César quien estableció el control de Roma sobre la zona, son la parte mas sureña de la gran cordillera, junto a sus vecinos, los Dolomitas italianos. Su cara sur está apenas a 25 kilómetros en línea recta de la orilla mediterránea, y de ahí su clima suave y su extraordinaria biodiversidad, que combina paisajes de campiña, que podrían estar en la Toscana, con las grandiosas cumbres de roca rodeadas por bosques de hayas, abetos y alerces, y praderas de montaña donde crece, entre otras flores de las nieves, el edelweiss.

El país de las cuevas

A los amantes de la geología, o simplemente a aquellos que los espectaculares paisajes les hacen pensar sobre cómo han llegado a ser así, les sonará la palabra “karst”. Kárstica es la forma en la que se erosionan las rocas calizas, disueltas lentamente por el agua de lluvia hasta formar cuevas, barrancos y otros fenómenos de derrumbe en el seno de las montañas. Pues bien, el Karst o Carso, en italiano, es la región entre Eslovenia e Italia donde, por su abundancia y perfección, se empezaron a estudiar estas formaciones y de donde les quedó el nombre. Hoy utilizamos en geología palabras eslovenas como dolina, poljé, ponor o lenar, que designan a tipos de erosiones calizas, por este mismo motivo.

Garganta Vintgar

El mundo subterráneo esloveno es descomunal, capaz de albergar catedrales en su interior.  Hay cuevas visitables por doquier, y la característica común son sus fantásticas proporciones y el muestrario de formaciones, de todos los tipos que se puedan encontrar en la roca caliza.

La de Predjama forma parte de un castillo empotrado en la montaña, y las de Postojna son las mas conocidas, ya que fueron de las primeras en ser habilitadas para la visita. Sin embargo, las de Skocjan son las que nos robaron el corazón. Imagínate la garganta de un río, la mas impresionante de aquellas en las que hayas estado en España. Métela bajo tierra. Así son las Cuevas de Skocjan.

Pero no todo está dentro de la cueva. Al exterior, Skocjan es bucólico. El río crea cascadas, entra y sale del inframundo y se rodea, entre hondos desplomes, de un encantador bosque.

Agua para la acción y para el reposo

Los Alpes son montañas vivas, que todavía siguen creciendo y que están en permanente destrucción y creación. El agua cae de las altas cumbres en cascadas con largas colas de caballo, como en Savica, o con un chorro impetuoso desde un voladizo, como la de Peričnik, para nosotros, la mas bonita de Eslovenia.

El agua excava cicatrices cuando llega mas abajo, de las que la Garganta de Vintgar se lleva la palma en popularidad, pero la de Pokljuka nos embruja en un paraje misterioso y apartado. El cañón del río Soça es la meca de los amantes de las aguas bravas, pero caminarlo es, sin duda, mejor para apreciar la belleza de sus aguas turquesa, de una orilla a otra, sobre puentes colgantes. Al llegar a los valles, el agua se pacifica en paradisíacos lagos de origen glaciar, tocados por la gracia de las aguas termales en sus fondos, de modo que la temperatura es ideal para darse un chapuzón en verano.

Baño en el Lago Bohinj

Por si fuera poco, Eslovenia da muestras por todos lados de su antigua pertenencia al Imperio Austrohúngaro, salpicando sus valles con pequeños pueblos de arquitectura tirolesa, cual Radovljka; una capital, Ljubliana, en la que se respira la elegancia, vitalidad y sencillez de esta tierra; y una costa pegada al Adriático, donde las abigarradas villas costeras, como Piran, se disfrazan de Venecia sin canales.

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Al sur de Ecuador, entre las ciudades de Loja y Zamora está el Parque Nacional Podocarpus. Un espacio natural de dimensiones casi como la isla de Fuerteventura, y que rebosa biodiversidad por todas partes. Su nombre viene dado por esta planta (Podocarpus) que es la única conífera nativa de Ecuador, y no por nada se le conoce como el punto caliente de biodiversidad de entre los puntos calientes de biodiversidad del mundo. No obstante, se pueden encontrar hasta 4000 especies de plantas en este Parque considerado también como el Jardín Botánico de América. Debido a estos números, “sólo” os voy a hablar de dos sectores dentro del parque, muy diferentes pero de gran belleza.

Las imponentes laderas del PN Podocarpus.
Las imponentes laderas del PN Podocarpus.

Bombuscaro, uno de los ríos que atraviesa el PN Podocarpus.

Accediendo al PN Podocarpus por la ciudad de Zamora, entramos de lleno en la zona de influencia del río Bombuscaro. Nos situamos a unos 2000 metros sobre el nivel del mar y un bosque tropical húmedo se extiende delante de nosotros. Para que os hagáis una idea, en tres hectáreas de terreno nos podemos encontrar hasta 180 especies diferentes de árboles.

De entre los numerosos cursos de agua que se cruzan a nuestro camino, existe una formación hidrogeomorfológica que es objeto de numerosos selfies y fotos. La cascada de La Poderosa es un salto de agua descomunal que acaba en una poza donde l@s más valientes pueden atreverse a darse un baño. Yo no fui capaz, pero intentando rellenar las botellas de agua de la cascada me moje más o menos como si me hubiera bañado.

Yo intentando rellenar una botella de agua y además, sirviendo de referencia para demostrar las dimensiones de la cascada.
Yo intentando rellenar una botella de agua y además, sirviendo de referencia para demostrar las dimensiones de la cascada.

Otro sendero te acerca hasta las orillas del río Bombuscaro. Una brecha de agua que rompe el continuo verde del PN Podocarpus. El agua fluye de manera torrencial, tanto que puede llegar a asustar como serán las crecidas de este río. Bajar a las orillas del río te permite poder tener vistas del paisaje que no son tan fáciles de poder disfrutar de ellas cuando se anda por los senderos debido a lo tupido de la vegetación.

Brecha creada por el río Bombuscaro en la tupida selva del PN Podocarpus.
Brecha creada por el río Bombuscaro en la tupida selva del PN Podocarpus.

Cajanuma, el acceso al PN Podocarpus desde Loja.

La ciudad de Loja se encuentra a mayor altitud que Zamora, por lo que si accedemos al PN Podocarpus nos encontraremos a más de 2000 metros sobre el nivel del mar. De hecho, conforme vamos subiendo por el camino que nos lleva al centro administrativo del Parque vemos como las formaciones vegetales van cambiando. Una vez que llegamos al inicio del sendero de los miradores, estamos en el límite superior del bosque. Y allá fuí, en busca del mirador de Cajanuma.

El PN Podocarpus delante de mí desde Cajanuma
El PN Podocarpus delante de mí desde Cajanuma.


Conforme nos vamos acercando, los árboles desaparecen. Estamos a casi 3000 metros de altitud. Las condiciones ambientales son bastante limitates y las especies de matorral se hacen las dueñas del territorio. Ante mi, el ecosistema de páramo. Desde mi punto de vista, una de las formaciones vegetales más bonitas (aunque para gustos los colores). Nos faltaría tiempo si listasemos las especies diferentes de flora que podemos encontrar en esta zona. Es una locura. Cada paso que damos nos muestra una nueva especie con una flor más bonita, con una morfología más interesante o con una adaptación más curiosa. Tanto tiempo estuve disfrutando de la naturaleza que rodeaba al mirador y de las magníficas vistas, que no pude seguir el sendero y tuve que volver por el mismo camino. Aún así, fue una mañana muy especial en un lugar único.

A estas altitudes, las nubes pueden ser protagonistas, pudiendo impedir la contemplación de las vistas
A estas altitudes, las nubes pueden ser protagonistas, pudiendo impedir la contemplación de las vistas.

Resumiendo, no es fácil llegar al PN Podocarpus, pero merece muchísimo la pena. Descubrirás un auténtico santuario para la naturaleza que amerita con creces las horas de viaje necesarias para llegar.

Cuando uno oye hablar de la isla de Ibiza, se le viene a la cabeza el ocio, la fiesta y posiblemente los excesos. Pero lo que no se suele saber es que Ibiza alberga una naturaleza 100% mediterránea no tan conocida pero digna de elogiar, disfrutar y visitar. Y eso hicimos el pasado puente de Diciembre (del 6 al 9 de Diciembre). Os voy a contar como nos fue.

Caminando hacia el faro de Portinaxt
Caminando hacia el faro de Portinaxt.

EL PUNTO MÁS NORTEÑO DE IBIZA

Saliendo de Portinaxt tenemos un sendero costero que recorre la zona más al norte de la isla. El Mediterráneo con su variedad de azules nos acompaña en todo momento. La senda transcurre entre matorrales de Sabina y Lentisco. La orografía del terreno dificulta en ciertos momentos el recorrido pero en realidad no hace más que aportar diferencias microclimaticas que heterogeneizan nuestra ruta.

Tras pasar el faro y varias calas (con sus bajadas y subidas), nos despedimos del Mediterráneo para volver al punto de inicio por una zona boscosa.

Aspecto de la costa en la parte más norteña de la isla de Ibiza
Aspecto de la costa en la parte más norteña de la isla de Ibiza.

Por la tarde nos desplazamos a la ciudad de Ibiza para hacer un recorrido turístico por la Dalt Villa. Aquí he de sincerarme. Si creéis que ya habéis visitado la ciudad pero lo habéis hecho en verano, no tenéis que dejar de visitarla en invierno. Es otra ciudad muy diferente y para mi, con mucho más encanto.

Vista de la Dalt Villa de Ibiza durante nuestra visita nocturna
Vista de la Dalt Villa de Ibiza durante nuestra visita nocturna.

LAS PUERTAS DEL CIELO

Al noroeste de la isla de Ibiza se encuentra la población de Santa Agnes de la Corona. Este nombre viene dado porque se encuentra rodeada de una corona de montañas. Es en una de ellas donde se encuentran las puertas del cielo y en busca de ellas que fuimos.

La primera parte de la ruta estaba dominada por los cultivos, muchos de ellos tradicionales, de la isla de Ibiza. En esta parte alucinamos con la presencia de un olivo milenario que si pudiera hablar, sería capaz de hablarnos de musulmanes y hasta de romanos.

En cuanto entramos en el bosque ya empezamos a dislumbrar la costa nuevamente. Tras varias entradas y salidas para ver el mar, a lo lejos ya se pueden divisar las puertas del cielo. Unas formaciones geológicas desde las cuales se puede tener una de las mejores vistas de la isla de Ibiza. Mientras que llegábamos, las islas margaridas nos sorprendían con sus caprichosas formas. Y al fin, pudimos corroborar la belleza de las vistas desde este icónico punto de la isla de Ibiza. Una imagen vale más que mil palabras ¿no? 

Paisajes que recorrimos en nuestra búsqueda de las puertas del cielo.
Paisajes que recorrimos en nuestra búsqueda de las puertas del cielo.

Después de comer hicimos un recorrido en coche por el valle de Es Broll. Y ciertamente fue una grata sorpresa que recomiendo encarecidamente.

Este rincón de las huertas de Es Broll de Ibiza es más que recomendable
Este rincón de las huertas de Es Broll de Ibiza es más que recomendable.

SES SALINES DE IBIZA

Y nuestro último día nos llevó a pasear por el sur de la isla. Una vuelta a las salinas de Ibiza que comenzó recorriendo un paisaje costero con vistas a Formentera que se culminó cuando llegamos a la Torre de ses Portes. Una imponente torre vigía del siglo XVII que mantuvo a raya a enemigos y piratas.

La vuelta hacia el bus la hicimos bordeando las salinas. Los flamencos y otras especies de aves limícolas nos amenizaron el paseo antes de dar por finiquitado nuestro viaje y regresar a la Península.

Los paisajes costeros y salineros de Ibiza pusieron la guinda final del viaje.
Los paisajes costeros y salineros de Ibiza pusieron la guinda final del viaje.

Resumiendo, montamos este viaje a Ibiza con una doble intención. Por un lado disfrutar de la isla de Ibiza, y por otro lado romper los estereotipos y dar a conocer la parte natural de esta isla que es un auténtico paraíso. 

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Mitos, leyendas, historias,… Las plantas están repletos de ellas, las especies del género Carlina no lo son menos. Y es que una plantita pequeña, a veces pinchosa y con flores amarillas a veces no tan vistosas, no estan exentas de que el ser humano no se diera cuenta de los beneficios y bondades que aguardaba. Es por eso que la #Wikiflora de este mes se la dedicamos al género Carlina.

Las flores (o conjunto de flores) de Carlina vulgaris.
Las flores (o conjunto de flores) de Carlina vulgaris.

La Carlina, mediterráneas y bondadosas.

Ajonjeros, carrasquillas, carlinas o carpazos. Muchas son las maneras de llamar a estas plantas herbáceas que rara vez superan los 70 cms de altura y pertenecientes a la familia de las Compuestas. Por este motivo, lo que aparentan ser sus flores blanco-anaranjadas-amarillentas, en realidad son miles de ellas que conforman una sola. Como ya hemos dicho, en algunas especies sus pinchos pueden no hacerla tan apetecible para su recolección.

Plantas mediterráneas en su mayoría que están adaptadas a poblar pastos, bordes de caminos e incluso zonas dunares. Se le consideran plantas melíferas siendo muy apetecibles para las abejas. De igual manera, algunas de ellas como Carlina vulgaris (Carlina de Monte) han alcanzado el continente americano considerándose como invasora en EEUU.

Carlina acanthifolia siendo polinizada.
Carlina acanthifolia siendo polinizada.

Algunas de sus propiedades.

Antes de hablar de los valores para el ser humano, decir que tienen su importancia para el ecosistema. Por ejemplo, la misma Carlina vulgaris sirve como alimento para algunas larvas como las de algunas polillas. Otra especie como Carlina acaulis (Carlina angelica) tiene propiedades de tipo diuréticas, antibióticas, y para mejorar el apetito antes de las comidas. Pero es una planta que puede tener cierta toxicidad por lo que hay que moderar su uso y limitarlo a cantidades pequeñas. La mayoría de preparaciones se hacen con sus raíces, pudiendo hacerse en infusión o incluso mezclando con vino blanco. En algunas partes del norte del Mar Mediterráneo se usan como verdura y se añaden a la ensalada

Pero, ¿de dónde viene lo de Carlina?

Pues hay varias teorías, pero sin duda una de ellas da más ganas de que sea la real. Según Linneo, es un género dedicado a Carlos V de España. Otros botanicos apuntan a que proviene de la palabra cardunculos, que sería un diminutivo de cardo. Sin embargo, un herborista antiguo (de los más antiguos), Jacob Theodor de Bergzabern, permitió que a nuestros días llegue la siguiente historia.
Nos tenemos que imaginar al ejército de Carlo Magno cerca de las puertas de Roma. En esos momentos antes de la batalla, que imagino que deben ser tensos, una plaga afectó a todos los soldados. Sin duda un contratiempo que iba a suponer la pérdida de la batalla. Esa noche Carlo Magno se retiraría a sus aposentos con la preocupación propia del problema en cuestión. Durante esa noche, un ángel se le apareció en los sueños mostrándole una Carlina acaulis (que no se llamaría así en tal ocasión) como la vital solución. A la mañana siguiente, Carlo Magno ordenó recolectar dicha planta y consiguió curar a su ejército. A partir de ahí, sea lo que fuera lo que le pasará en la batalla, gracias a esta Carlina ya no se podía decir que fuera por culpa de la enfermedad.

Carlina acaulis en flor, "culpable" del nombre del género gracias a Carlo Magno.
Carlina acaulis en flor, “culpable” del nombre del género gracias a Carlo Magno.

Con tal historia en el imaginario popular, estaba claro que a la hora de describir este género, había que dedicárselo a Carlo Magno, y así parece que fue (al menos, esa es la historia que quiero pensar que fue la real).