Pero la verdad es que ni uno ni lo otro….. o si. El Ricino (Ricinus communis) es una planta que recibe una gran cantidad de nombres (además del ya dicho) como bafureura, catapucía, cherva, higuereta, palma de Cristo, etc. Pero, ¿por qué se le llama también Higuera del Infierno? Este mes, dentro de nuestra #Wikiflora, os queremos presentar a esta planta. El Ricino.
Una «Higuera» sin higos.
El Ricino es un arbusto que tiene un tallo bastante grueso, pero eso no significa que sea duro y resistente sino que el tallo está hueco por dentro. Ese es uno de los aspectos curiosos de esta planta. Las hojas pueden tornar a un color purpúreo que se suele cubrir de un polvo blanco (parecido a una cera) que si se frota se desprende.
Sus hojas son bastante grandes y tienen entre 5 y 9 lóbulos. Los bordes tienen unos pequeños dientes y se unen a los tallos por un pedúnculo que está en la parte inferior de la hoja. De esta manera, si miramos las hojas desde arriba, habrá gente que les pueda parecer a la hoja de una higuera (aunque también habrá gente que le pueda parecer la hoja de otra planta).
Lo espectacular de sus frutos.
El Ricino pertenece a la familia de las Euphorbias. Esta familia es un rara avis dentro del mundo vegetal. Tanto es así que ha necesitado en muchos casos de botánicos expertos para su desarrollo. Y esto viene dado porque sus flores son bastante diferentes a las del resto de familias vegetales. Pero no es en las flores donde quiero que nos fijemos, sino en sus frutos.
Cuando observamos un fruto de Ricino, vemos que son unas estructuras globosas con abundantes púas como si de un erizo se tratase. Estos frutos contienen 3 cavidades con una semilla cada una de ellas. Los frutos al madurar tornan a un colo rojizo. Es decir, al final de los tallos, nos encontramos con un conjunto de frutos con púas de color rojo. Se puede entender entonces su relación con el infierno ¿no?
Y dentro de los frutos del Ricino, unas bellísimas semillas.
Cuando los frutos se secan, empiezan a abrirse y de su interior aparecen una semillas ornamentadas suuuuuuper bonitas. De hecho, si nunca las has visto, es esperable que te sorprendas. Pareciera que una artista llamada naturaleza las hubiera pintado con unas tonalidades marrones que resultan unas formas abstractas y armónicas de gran belleza.
Tanto es así que cuando decidí crear las postales de la colección Artistic Seeds, tenía claro que las semillas del Ricino tenían que ser una de las componentes de la colección. Pincha aquí si quieres hacerte con una de estas postales 🙂
Orígenes y usos del Ricino.
Los orígenes del Ricino no están claros. Actualmente se ha naturalizado en casi todas las regiones cálidas del globo terráqueo. Es probable que provenga del noreste de África o de Oriente Medio. Lo que si está claro es que ha sido capaz de aparecer, ya sea cultivado o naturalizado, en muchos lugares, incluso en islas pequeñas.
Claro, tanto tiempo conviviendo con el ser humano ha servido para que hayamos podido conocerlo bien y saber que partes del Ricino podrían tener alguna utilidad. Y ahí voy a exponerlas.
Más bien, comenzaré con el no uso. Sus semillas, aunque muy bonitas, son extremadamente tóxicas ya que contienen una albúmina que es la ricina, y que en niños puede tener consecuencias fatales. Sin embargo, del tratamiento de sus semillas si que se obtiene el famoso aceite de ricino. Este ha sido (y es) un excepcional purgante. Muchos niños del siglo pasado han tenido que soportar su horroroso sabor (que provocaba nauseas) con el fin de “limpiarse” por dentro.
En la actualidad han sabido sacarle más usos como por ejemplo sus aplicaciones para la industria de la pintura y los barnices. Incluso también para la fabricación de lubricantes utilizados en motores de aviones y en líquidos de frenos. Ocasionalmente también se ha empleado como aceite para freír y antiguamente en el alumbrado.
Después de exponer todas las características de esta planta, dejo a elección de cada uno si está bien puesto ese nombre de “Higuera del diablo”.
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