El género jacaranda lo componen árboles o arbustos originarios del Caribe, Centro y Sudamérica que requieren de mucho sol y de un tipo de suelo rico en materia orgánica y con buen drenaje. En la actualidad, se reconocen 49 especies que pueden alcanzar desde los 2 a los 30 metros de altura.
Estas especies son llamativas porque la mayoría de ellas luce delicadas flores en forma de trompetas de tonalidades en su mayoría color violeta, aunque también hay especies con flores blancas y de color rosa. Desde el punto de vista ornamental, la especie Jacaranda mimosifolia es la más ampliamente usada.
Pon una Jacaranda en tu vida.
Aunque las jacarandas en las ciudades suelen ser una planta de amores u odios (¿qué bonitas flores? o ¡como se pegan las flores en los zapatos!), por la gran cantidad de flores que producen, lo que generalmente desconocemos es que estas plantas no son solo de uso ornamental. Las jacarandas tienen compuestos con demostrados usos farmacológicos. Estas plantas han sido empleadas en el tratamiento de enfermedades tropicales, problemas de la piel, infecciones venéreas e incluso resfriados, reumatismos y desórdenes gastrointestinales.
La importancia económica de esta especie radica en su rápido crecimiento y la fácil comercialización de su madera, la cual es usada para ebanistería y para la producción de pulpa para papel. Sus frutos también son ampliamente utilizados en la elaboración de artesanías.
La biología y ecología de las Jacarandas.
Las jacarandas son árboles caducifolios que suelen tener uno o dos periodos de exuberantes floraciones al año. Su producción de frutos ocurre frecuentemente una vez al año y son unos árboles muy prematuros, algunas especies pueden comenzar a florecer entre el primer y el segundo año de vida. Sus frutos son cápsulas aplanadas lignificadas que asemejan hojas secas y que al abrirse contienen semillas hialinas voladoras. En sus hábitats de origen, las flores son fuentes de néctar para aves e insectos.
Estos frutos suelen abrirse solos, pero si los intentáis abrir vosotr@s, veréis que son extremadamente duros. Sin embargo, en sus zonas de origen, existen especies de Loros con un pico tan fuerte que son capaces de abrirlos.
Al nombre de Jacaranda o Jacarandá se le asocian diferentes significados. Por ejemplo, Jacaranda en guaraní significa madera dura. Sin embargo, este nombre común también podría derivar del de una población del estado brasileño de Bahía llamada Jacarancy. Adicionalmente, la palabra Jacaranda podría tener relación con la palabra “yacaranda” que, al parecer, es un término portugués que significa “olor fuerte”.
La Jacaranda y la lírica.
Las jacarandas se mencionan con mucha frecuencia en canciones y textos literarios del continente americano. De hecho existe una curiosa historia de una canción compuesta por el poeta mexicano Mario Molina Montes, la cual parece que fue inspirada en la actriz Elizabeth Taylor y que relacionó el color de las flores de las Jacarandas con el de los ojos de esta bella mujer.
“Te quiero por bonita y por tu cara extraña
Te quiero por tus ojos de jacaranda en flor…”
Por su parte, el escritor mexicano Alberto Ruy-Sánchez relató:
“La flor de la Jacaranda es una copa sonriente, algo torcida, como un beso que se vuelve mordida”.
Las jacarandas también se conocen con otros nombres como Gualandayes o Tarcos, y los tapices florales han inspirado canciones como “Cámbulos y Gualandayes” del colombiano Carlos del Valle:
“Rojos se ponen los cámbulos,
azules los gualandayes
son orgullo de la tierra,
son la alegría del paisaje,
todos harán con sus flores alfombra para que pases”.
Y sinceramente, podríamos escribir bastantes más anécdotas y curiosidades de estos preciosos árboles, pero… mejor nos las guardamos para nuestros paseos por jardines 😉
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