Ver a un niño cuidar o sembrar una planta es una de las imágenes mas cargadas de sentido que puede haber. Como mínimo, es alegría, y tirando de ese hilo puede ser futuro, embrión de responsabilidad, aprendizaje, esperanza y otras muchas cosas. Por eso nos parece que la mejor manera de empezar las actividades de responsabilidad social de Turismo Botánico era con una plantación con familias. Escogimos uno de nuestros paisajes de hogar, aquellos que forman parte de nuestra memoria visual y sentimental, ya sean estos en Murcia, la Sierra de Alcaraz o la Marina alicantina. Esta vez le tocó al Parque Regional del Valle y Carrascoy. Y para darle mas sentido a la cosa, llamamos para que nos ayudaran (o para ayudarles) a unos 20 niños y 20 padres de Sangonera La Verde, porque nada mejor que mancharse las manos en el bosque de uno mismo, el que limpia el aire de tu barrio.
Aprender con las manos
Forestar, o reforestar, no es solo poner una planta en tierra. Es descubrir, a golpe de azada, los esfuerzos que tendrá que hacer la tierna raíz para abrirse paso en la vida, es palpar con las manos la sequedad y el milagro del sustrato mediterráneo, es olvidarse de que se te sube por la espalda la hormiga, se te posa la avispilla o te ronda el escarabajo diminuto que ayudarán después a remover el terreno o el polen de los nuevos habitantes del bosque. Es comprender que el bosque es también eso, y que cada planta tiene un lugar en el mosaico. En este caso, fueron plantones de tomillo, especialista de los lugares secos y soleados, para los que hubo que sudar un poco en la tarea; romeros, mas amigos de la cercanía de los pinos carrascos; palmitos, disfrutones de la compañía de otros arbustos a los que enriquecen con su vitola de (casi) única palmera genuinamente europea, y baladres, a los que se reservó el espacio de las pequeñas torrenteras, donde se sienten en casa. Si los niños y padres que nos acompañaron sintieran la pulsión de subir a visitar a sus ahijados dentro de unos meses, sería perfecto, pero, al menos, sabemos que algo ha arraigado seguro: el aprendizaje hecho con las manos.
Enraizando
En este caso, todos aquellos que regularmente venís a las actividades de Turismo Botánico pusisteis, quizá sin saberlo, el transporte en bus y los monitores y guías, que también lo fuimos un poco en un breve paseo por el Valle Perdido. Todo gracias al porcentaje de nuestras propuestas que destinamos a nuestra recién estrenada obra social. El Ayuntamiento de Murcia puso la planta indispensable y a las trabajadoras en el Plan de Actividades Infantiles, que capitanearon con ganas a las distintas cuadrillas. Los trabajadores del Parque Regional pusieron su conocimiento del lugar y las herramientas.
Algunas de las familias participantes están en riesgo de exclusión social, lo que nos enorgullece todavía mas, al darnos la posibilidad de ofrecer este tipo de propuestas a niños a los que, en ocasiones, les resultan lejanas. La cuenta de la obra social de Turismo Botánico sigue creciendo, con muchas ideas bullendo por salir a acercar el mundo de las plantas y la biodiversidad a todos, sin condiciones de ningún tipo. ¿Hay alguna en tu cabeza?. La escuchamos: contacto@turismobotanico.es.