Todavía recuerdo la primera vez que fui al Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos en Colombia en el año 2012. Estaba comenzando mi maestría en Ciencias Biológicas en Bogotá. El director de mi tesis decidió que sería una muy buena oportunidad poder unirme a una salida de campo que iban a desarrollar en este lugar. De esta manera podría conocer algunas de las investigaciones científicas que venían desarrollándose.

Hacía allí se dirigían mis pasos. Hacia el Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos. Foto: Johanna Páez Crespo.
Hacía allí se dirigían mis pasos. Hacia el Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos. Foto: Johanna Páez Crespo.

La transición de la ciudad al campo.

La primera parada fue Pitalito. Una ciudad pequeña ubicada al suroccidente colombiano. Es bastante comercial y ahí no pasamos mucho tiempo ya que abordamos una chiva que nos condujo a Palestina. Una vez en la chiva, en medio de campesinos que llevaban sus compras a sus hogares y sintiendo la brisa andina que invita a abrigarse, empezamos a vivir la transformación del paisaje que sale de la urbe y comienza a adentrarse poco a poco al campo.

Típica Chiva Colombiana. Ella fue la encargada de llevarnos hacia Palestina.
Típica Chiva Colombiana. Ella fue la encargada de llevarnos hacia Palestina.

Recuerdo que en Palestina se siente un aire más fresco. Este municipio dista mucho de parecerse a su homónimo del Oriente. A 1552 metros sobre el nivel del mar, comenzamos a sentir más el frío de la montaña. Es el lugar donde pudimos comprar un elemento indispensable para nuestro viaje. Botas pantaneras. Aunque yo asumí que de allí ya continuaríamos caminando, aún nos faltaba por hacer otro viaje hasta la vereda  La Mensura.

Llegar esta vereda es muy agradable porque, aunque no conozcas a las personas que allí habitan, ellos te tratarán con total fraternidad y te harán sentir en casa. El paso por La Mensura fue muy interesante. Fuimos descubriendo diferentes cultivos de frutas tropicales como el de pitahayas y granadillas. También pude escuchar de primera mano las historias de campesinos que han venido desde otros lugares del país huyendo de la violencia y buscando seguir sus vidas en algún rinconcito verde lleno de tranquilidad.

Cultivo de Granadilla (Passiflora ligularis) cerca de la población de La Mensura.
Cultivo de Granadilla (Passiflora ligularis) cerca de la población de La Mensura.

Hacia la frondosidad en medio del barro.

En La Mensura nos despojamos de toda incomodidad y nos preparamos para pasar varias horas subiendo montaña. El tiempo de ascenso varía dependiendo del estado físico del expedicionario y lo más recomendable es alquilar mulas que se puedan encargar del equipaje, y que permitan poder internarse al bosque de la manera más ligera posible. La primera vez que subí al parque nacional tardé alrededor de cuatro horas en llegar a las cabañas. No olvido que en ese entonces, mientras trataba de lucir no tan exhausta frente a mis nuevos compañeros de estudios, en mi mente sólo se repetía constantemente la pregunta de: “¿Cuál es la necesidad de internarse en un sitio tan remoto?”.

La humedad, ríos y cascadas, son una constante dentro del Parque. Foto: Johanna Páez Crespo.
La humedad, ríos y cascadas, son una constante dentro del Parque. Foto: Johanna Páez Crespo.

Dependiendo de la época del año, el camino es fangoso o más fangoso. Al principio observamos pequeñas casas dispersas que se fueron perdiendo en el paisaje, hasta que luego ya solo vimos el rastro del camino para animales de carga que se vuelve en un reto personal, tratar de sobrellevar sin caerse demasiadas veces.

El río Sauza, a mitad de camino para llegar a la Cueva de los Guácharos.

Al llegar al río Suaza, hay todavía medio camino. De allí se entra oficialmente a la primera área protegida de Colombia que fue declarada  en 1960. Un Parque que pertenece a la Reserva de la Biósfera Cinturón Andino declarada por la UNESCO. La subida fue extenuante, pero también fue bastante reconfortante poder respirar profundamente ese oxígeno que se produce en los bosques de montaña. Esta fue la primera vez en mi vida que atravesaba un robledal. Fue muy grato ver la imponencia de los robles negros (Colombobalanus excelsa) y blancos (Quercus humboldtii), y claramente notar el contraste de este bosque con el de los bosques montanos adyacentes.

En la mayoría de las ocasiones, el ascenso al parque incluye el avistamiento de una buena cantidad gallitos de roca o gallos de la peña (Rupicola peruviana). Son una especie de ave que presenta machos de un bello color naranja intenso y hembras de una tonalidad marrón más reservada. Los gallitos de roca forman grupos de cortejo denominados leks y producen unas vocalizaciones bastante desconcertantes que no concuerdan con su exuberante porte.

Ejemplar macho de Gallito de Roca (Rupicola peruviana) con sus bella coloración naranja. Foto: Johanna Páez Crespo.
Ejemplar macho de Gallito de Roca (Rupicola peruviana) con sus bella coloración naranja. Foto: Johanna Páez Crespo.

Para lo más afortunados, el camino también puede verse acompañado de micos churucos (Lagothrix lagothricha lugens). A veces, estos micos te examinan desde los árboles haciendo despliegues de territorialidad, o simplemente ignoran tu recorrido mientras se sumergen en el consumo de los frutos que tienen disponibles.

Ejemplar de Mico Churuco (Lagothrix lagotricha lugens). Foto: Johanna Páez Crespo.

La estancia en el parque estuvo llena de tranquilidad y fue acompañada por la presencia de los guardaparques del área, que compartieron sus innumerables anécdotas y recomendaciones del lugar. Las noches fueron amenizadas con un repertorio de música local a guitarra que incluyó el muy sonoro himno de este parque nacional.

Conociendo la Cueva de los Guácharos.

El descubrir la cueva principal del área protegida que alberga cientos de guácharos (Steatornis caripensis) es un espectáculo único. El camino para llegar a la cueva es de un verde intenso de muchas tonalidades. Repentinamente, el verde se ve oscurecido por la majestuosidad de la entrada a este recinto y en el que el sentido del oído se agudiza para descifrar las vocalizaciones de las únicas aves nocturnas que se alimentan de frutos. La cueva es todo un invernadero de plantas en potencia. Los guácharos dispersan grandes cantidades de semillas que provienen no solo de los bosques aledaños, sino también de bosques de tierras bajas que también visitan.

Ejemplar de Guácharo (Steatornis caripensis) dentro de la cueva que da nombre al Parque Nacional. Foto: Johanna Páez Crespo.
Ejemplar de Guácharo (Steatornis caripensis) dentro de la cueva que da nombre al Parque Nacional. Foto: Johanna Páez Crespo.

Para conocer bien a Guácharos, nombre con el que como solemos abreviar  al parque nacional, hay que pasarse varios días y visitar cascadas como las de La Lindosa y la de Cristales. También recorrer El Lapiaz y explorar algunas otras cuevas más llenas de impresionantes formaciones calcáreas.

Formaciones del interior de la Cueva de los Guácharos. Foto: Johanna Páez Crespo.
Formaciones del interior de la Cueva de los Guácharos. Foto: Johanna Páez Crespo.

Al finalizar esta hermosa expedición y reflexionar sobre aquella pregunta que rondó en mi cabeza durante el ascenso, solo me queda responder que la necesidad de ir este remoto paraíso que desde entonces he visitado alrededor de 10 veces, reside no solo en deleitarse con las maravillas naturales que componen los bosques tropicales de montaña, sino con la posibilidad de reflexionar sobre los retos de la vida rural y la generosidad de nuestros campos.

La frondosidad vegetal, los diferentes verdes y las flores de elevada belleza acompañan nuestros pasos en este lugar único. Foto: Johanna Páez Crespo.
La frondosidad vegetal, los diferentes verdes y las flores de elevada belleza acompañan nuestros pasos en este lugar único. Foto: Johanna Páez Crespo.

Barcelona, la segunda ciudad más poblada de España. Centro neurálgico de la industria, la tecnología, la logística del país. Una urbe de gran importancia en el continente Europeo, y más aun en los países bañados por le Mar Mediterráneo. Estrés, llamadas telefónicas, prisas, vehículos, pero…. hasta la ciudad más ajetreada, necesita de un lugar de donde obtener los alimentos de sus pobladores. Una despensa de Barcelona que pueda surtir de alimentos a la población catalana.

Diferentes metodologías de cultivo en el Baix Llobregat.
Diferentes metodologías de cultivo en el Baix Llobregat.

El Baix Llobregat, un terreno fértil.

Cerca del aeropuerto, nos encontramos con el cauce de un río que antaño fue de vital importancia para la ciudad. El Llobregat. Tras años y años de aportar sedimentos, el río fue formando su llanura de inundación, transformando esos terrenos en un lugar de elevada fertilidad. La población catalana supo ver esa fortaleza del terreno y decidió establecer allí una de sus principales huertas de producción de alimento.

Cultivos dentro del Parc Agrari del Baix Llobregat.
Cultivos dentro del Parc Agrari del Baix Llobregat.

Así ha llegado hasta nuestros días. El Parc Agrari del Baix Llobregat se erige actualmente como uno de los motores de producción alimentaria más importantes de la ciudad condal, pero además, como una de las zonas verdes más interesantes que la rodean.

A descubrir la Despensa de Barcelona.

El pasado domingo 26 de Mayo, día electoral, allá que nos fuimos a internarnos entre huertas, cultivos y naturaleza. Un grupo familiar nos acompañó en una actividad apta para pequeños y mayores, que comenzó con un agradable paseo por las huertas. Durante el mismo, tuvimos la oportunidad de explicar el modus operandi de esta agricultura, los principales cultivos en esta época del año, e incluso los valores naturales asociados al desarrollo agrícola.

Asistentes a la actividad disfrutando de las explicaciones de Carmen.
Asistentes a la actividad disfrutando de las explicaciones de Carmen.

Y tocaba mancharnos las manos.

Pero sin duda, la parte más interactiva de la actividad es cuando al fin llegamos a la finca de Camí Natural. Los cultivos de primavera nos regalan unos bonitos paisajes agrícolas. Comenzamos haciendo un recorrido por la finca donde pudimos explicar las diferencias entre los diferentes cultivos y las diferentes maneras de cultivar. Si si, diferentes tipo de agricultura.

Una asistentes con las manos en la masa.
Una asistente con las manos en la masa.

Tras el trabajo de la tierra y la recolección de las hortalizas, que mejor manera de terminar la mañana que disfrutando de algunos de los alimentos que la tierra ha provisto, así como de un buen “pan tumaca” como bien manda la cultura catalana.

Y llegó la hora de disfrutar de algunos de los alimentos recolectados en la Despensa de Barcelona.
Y llegó la hora de disfrutar de algunos de los alimentos recolectados en la Despensa de Barcelona.

¿Os han dado ganas de hacer la actividad después de leer todo esto? En caso de que la respuesta sea afirmativa, pues podéis ver las características de la misma pinchando aquí y reservar con vuestro grupo para hacerla. Cada época del año, es diferente.

19192. Posiblemente fuera de contexto, este sea un número que no nos diga nada. Sin embargo, se le damos dimensión (hectáreas), estaríamos referiéndonos al tamaño protegido que han tenido numerosas especies de flora y fauna para convivir, subsistir y desarrollarse en el suroeste de la provincia de Albacete, gracias a la acción incesante del río Mundo.

Aspecto de los montes calizos que custodian al río Mundo. Foto: Álvaro García Valero
Aspecto de los montes calizos que custodian al río Mundo. Foto: Álvaro García Valero.

Ante nosotros, una mole caliza. Un vasto terreno que sirvió de refugio ante las glaciaciones, y con una serie de microclimas (tanto por encima como por debajo de la tierra) que han permitido el mantenimiento de varios endemismos exclusivos de este espacio protegido. Por si alguien no sabe ya de donde estamos hablando, nos referimos al Parque Natural de los calares del Mundo y de la Sima. Y es que dentro del planeta Tierra, sin duda este es el Mundo que nos interesa en este post.

La geología como co-protagonista en el río Mundo.

Los materiales carbonatados son los que ocupan la mayor extensión, y estos materiales son los “culpables” de muchos de los atractivos turísticos de este lugar. Grandes mesetas en las partes altas ayudan a que la acción erosiva del agua haga de las suyas, y así nos presente lugares tan emblemáticos como “Los Chorros del río Mundo”. Todo ello es posible gracias a los procesos de karstificación….. Ups, perdón por la palabra. En resumidas cuentas, este proceso nos habla de lugares bajo la tierra con materiales fáciles de disolver, que resultan cuevas, cavidades, conductos, etc.

Todo esto, unido a una geología compleja, ha aumentado las posibilidades para los seres vivos creando espacios muy cercanos pero muy diferentes.

Las formaciones geológicas son un atractivo de los más importantes del Parque. Foto: Álvaro García Valero.
Las formaciones geológicas son un atractivo de los más importantes del Parque. Foto: Álvaro García Valero.

Un lugar que ha llamado la atención desde siempre.

Centrándonos en la flora, el Parque ha despertado la curiosidad de botánicos y expertos desde muchos siglos atrás, aunque es cierto que fue a partir del siglo XIX cuando de las exploraciones fueron más fructíferas, así como también se incrementó el número de visitantes.

De todos los grupos florales, sin duda las orquídeas pueden ser las más importantes del Parque, y hablar de ellas daría para escribir varios post. No queremos que se entienda como un acto de gandulería, pero en esta ocasión, nos vamos a dedicar a hablar de otra especie que, aunque no es exclusiva de este lugar, las dimensiones de sus poblaciones en el Parque le valieron parte de su nombre científico.

Dentro del amplio catálogo florístico, nos permitimos el lujo de hablar de una pequeña planta de simpático nombre y a la que le queremos dedicar esta pequeña sección de la #Wikiflora. La Pinguicula mundi.

Ejemplar de Pinguicula mundi florecido. Foto: Álvaro García Valero.
Ejemplar de Pinguicula mundi florecido. Foto: Álvaro García Valero.

En las paredes de los Chorros.

A menudo, los visitantes a Los Chorros del Río Mundo elevan la vista para disfrutar de la caída del agua y fotografiar la exuberante naturaleza que alberga este nacimiento de agua. Si bajamos la cabeza y miramos las rocas por las que el agua escurre, en primavera podríamos ver unas pequeñas florecitas blanco-violetas que no son muy llamativas, pero intentaremos que lo sean tras hablar de ellas.

Si, se trata de la Pinguicula mundi (por el río Mundo). Una planta herbácea que vive en zonas donde el agua escurre, y que por lo tanto, son zonas donde normalmente los nutrientes son lavados. Eso quiere decir que a priori, cualquier planta tendría un déficit de alimentos. ¿Cómo se puede solucionar esto? Nosotros buscaríamos la comida en otro lugar, pero esta planta ha preferido adaptarse a las condiciones y “volverse carnívora”. Si si, estamos ante una planta carnívora. Muchos insectos se ven atraídos por sus colores, y por el brillo de sus hojas cuando el agua cae sobre ellas, y al posarse, la planta dispone de una sustancia viscosa en sus pelos foliares que atrapa a dicho insecto. Cuanto más lucha, más atrapado se queda. A partir de ahí, los encimas digestivos de la planta hacen el resto. Fascinante ¿no?

Además, la flor es realmente bonita. Una belleza mediterránea que se nos presenta a pequeña escala, pero que convierte a la Pinguicula mundi en una preciosa superviviente.

Pared rezumante con numerosos ejemplares de Pinguicula mundi. Foto: Álvaro Ruiz Valero.
Pared rezumante con numerosos ejemplares de Pinguicula mundi. Foto: Álvaro García Valero.

Si tras este post, hemos conseguido que la próxima vez que visitéis los Chorros del río Mundo, gastéis 5 minutos de vuestra visita en buscar a esta curiosa planta es sus paredes, nos damos completamente por satisfechos. Si queréis hacerla con nosotros, mira nuestras opciones en Nuestras Rutas.